Sara
Los delicados pétalos del azafrán guardan los tres estambres que nos dan el preciado “oro rojo”, y su delicadeza exige que se recolecte a mano, una a una, y cuando todavía está en capullo, con los primeros rayos del amanecer. Una vez recolectada la flor del azafrán se debe deshojar con suma delicadeza para poder separar de una vez las preciadas hebras empolvadas y yo aprovecho los bellísimos pétalos descartados. Tan ligeros que ni los notas. Largo total 4,5 cm. aprox. Fornituras de plata con baño de oro de 18k